martes, 9 de octubre de 2018

Panico

Un nuevo ataque, un aceleramiento que deja el corazon en la garganta. Lo mismo de siempre, o talvez no, este se siente distinto.
Que es esto? Sientes que alguien aprieta tu garganta pero a diferencia de otras veces, es plena luz de dia, no hay oscuridad de madrugadas dulces en las que sueles soñar con esas manos. Y estas despierta, o todo lo despierta que puedes estar durante una jornada laboral. Te vas al baño, la luz en el espejo te demuestra que estás sola, que no hay nadie contigo sin embargo ves o imaginas ver un hundimiento suave en tu garganta y automáticamente sientes la dificultad del paso del aire a tus pulmones. Tratas de salir de ese cuarto con sroma antiseptico pero no puedes abrir la puerta, estas atrapada y el aire no llega a tus pulmones por mas que respires bocanadas de aire tratando de liberar la presión, pero no cede. Y el baño se te hace pequeño y el espejo se vuelve un portal a todas las maldiciones que has logrado identificar en tu vida, y empiezas a imaginar (o mejor dicho, ver) que unas manos pútridas, que tu conoces muy bien, empiezan a acariciar la superficie templada de Plata hasta sacar un ruido que remece tu alma y tus dientes. Y gritas o lo intentas y las paredes se hacen pequeñas cada vez más y tienes la sensación que la puerta ya no se puede abrir porque se encajonó y apretó y no hay más fuerza en tus manos para tirar. Y te escondes en un rincon, tratando de racionalizar pero demonios, el miedo sigue ahí y a todas las personas a las cuales les mostrarías tu debilidad han desaparecido por miedo a esa mano que sigue arañando el espejo y que sabes que seguira asi hasta que grites, llores o pidas por favor. Y tu corazon ya no late s ritmo continuo, la desigualdad de la respiracion te cansa y solo alcanzas a pedir a alguien que te ayude cuando logras abrir la puerta y escapas, sales corriendo como si un demonio te persiguiera. Y saled y vez las nubes del dis y lloras sin parar ante la situscion vivida y que para variar nadie te pudo ayudar.
Y las manos lentsmente acarician tu cuello antes de desaparecer.