viernes, 26 de enero de 2018

Penny Dreadful


Hoy terminé de ver una serie de esas que dan en Netflix, y vaya que manera de sufrir. Fue una de esas series que llegan al alma sin siquiera uno proponérselo. Y es que la protagonista, un alma muy atormentada, hace lo imposible por superar sus miedos, soportar traumas y penurias igual que aquellos libros infantiles y más aún, porque se presentan en formatos mucho más escabrosos. Pero no solo eso, sino que cada personaje es una alusión a algún icónico ser del mundo literario. Y tratan, dentro de cada uno de ellos, considerar el tormento propio de cada libro. Ningún personaje es totalmente bueno o malo, sino que como la filosofía a veces menciona, cada uno de los protagonistas es "victima de sus circunstancias". Y aquel personaje que más te gustó al inicio, te das cuenta que terminas odiándolo y viceversa. Ahora, ¿porqué hablo de esto? porque un personaje marcó eternamente mi vida a partir de ahora. Y si. 
Su nombre es Alexander Sweet, un zoólogo y cuya real personalidad es quien me capturó la atención desde su primera aparición. Carismático y aparentemente soñador, habla de una vida de aventuras, se acerca a la protagonista y le cuenta sus deseos acerca sus sueños con "Capitan Nemo" y le muestra diferentes figuras disecadas de su museo de historia natural. Su real personalidad, su real poder, todo lo que Realmente es se vuelve nada, respecto a lo que realmente siente. ¿Es malo? Dicen por ahí que sí, según el guión. Sin embargo, y lo que realmente me encantó de él es que el de verdad, está enamorado de Vanessa (la protagonista). Y quiere verla feliz, y desea amarla para toda la eternidad. 
¿me gusta ese cliché? No mucho. Pero no puedo evitar enamorarme cuando revelan su historia, quien es realmente, de donde procede, y le pide piedad por todo el tiempo que la estuvo esperando. Muero definitivamente de amor, cuando le explica que pese a la conveniencia de tenerla con ella, él se enamoró. No le pide que no lo mate, solo le pide piedad "por vagar en un mundo buscando acercarme a aquello que siempre se me escapa de las manos". Es un personaje complicado. Muchos lo tachan de manipulador, pero vamos! que lo presentan como el malvado, no pidan que no planifique. Me gusta mucho más ese afán protector que tiene, incluso con aquellos que el mismo tiene a su mando. Me gusta cuando protege, cuando admira y cuando enseña decididamente a Vanessa sobre zoología, tratando de hacerla entender su punto de vista. Que conste, no le pide aceptar, el solo explica. 
Y lo que más me gusta? 

"Hay un monstruo que te ama por lo que realmente eres. Y aquí está. No quiero hacer que seas buena. No quiero que seas normal. No quiero que seas nada más que lo que tu eres de verdad. Has intentado durante mucho tiempo ser lo que todo el mundo quiere que seas. Lo que creías que debías ser. Lo que tu Iglesia y tu familia y tus médicos dijeron que tenías que ser. ¿Por qué no ser lo que tu eres?"

martes, 23 de enero de 2018

Perdon

"Perdón se le pide a Dios"  Fueron sus palabras. Mi cuerpo tiritaba ante el susurro de su voz en mi oído, en el aire que botaba calentando mi piel. La oscuridad era infinita pero sus manos, tan frías y rudas llegaban a quemarme de dolor. Siseé sin poder evitarlo y me soltó. Se apoyó en el muro a su espalda y me miró de forma impertérrita, esperando. Yo no tenía puta idea de que quería, siempre estuve segura que pedirle perdón, aunque no lo sintiera, bastaría. Me había funcionado al menos en tres ocasiones anteriores con otras personas, ¿porqué con el sería diferente? Olvidé oportunamente que él no es cualquiera y que me conoce mejor que nadie, que tenemos un pacto en el cual el terminará devorando mi alma a cambio de todos los caprichos que yo quisiera durante mi vida y que ni Asmodeus ni nadie podría salvarme (con excepción , tal vez de un necrófago suficientemente fuerte para matarlo o lo que sea que haga él). Olvidé también que el detesta que yo finja algo que no siento y que antes que todo la sinceridad es un pilar de nuestro trato. Él solo arqueó una queja y sus insoldables ojos castaños me miraron superficialmente antes de pasar de mi, ignorándome. Y no lo soporto. El es MIO, jodida mierda, yo lo invoqué y es mío y aún así me ignora como si solo fuera una más, no quien le regaló su alma, no a quien le debe protección y todo lo que ella quiera, jodida mierda. 
El ruido alrededor sigue aumentando, la gente trata de prender las luces, sin embargo sé que es él quien maneja la electricidad del lugar para que no funcione, no importa cuantas linternas prendan, no iluminaran mas que un trozo del lugar, nada muy claro. Y yo, sabiendo eso, y maldiciéndolo en todos los idiomas que conocía, que no eran muchos cabe decir, me puse enfrente de él. 
"Si dices, que Perdón se le pide a Dios...¿debo suplicarte misericordia?" Le susurré. Mi mano lentamente se va a sus pantalones, tan mundanos como los de cualquiera, y desabrochan los botones.  Él me ayuda un poco y me mira con sus ojos apenas iluminados, Yo solo me arrodillo. 
Sé que la luz la maneja él, y también sé que no me dará mucho tiempo. Empiezo rápido y él me tironea el pelo para que vaya mas profundo y lento. Me atraganto un poco, pero sigo adelante y con mis manos trato de ayudar a su placer hasta que no puedo más y me lo saco de la boca en afán de tomar aire. El solo toma mi cara y se corre manchándome el pelo, ojos boca y mejillas. Sigo maldiciéndolo por inconsciente, pero el ya está vestido y me sienta a horcajadas encima de él, su mano tomando cada rastro de si mismo y llevándolo a mi boca. 
"Sabes? Tu semen no es muy sabroso que digamos" Le menciono, aunque abro mis labios y chupo los dedos como si lo disfrutara. El solo ríe. me agarra muy fuerte el trasero y me inclina para susurrarme. 
"Claro que no lo hago por ti. Esa fue tu forma de pedirme misericordia y yo solo te di un punto final para después. Tu alma podré devorarla en pequeños trozos, pero estos pequeños gestos de placer también son una forma de devorarte. Y si me lo pides muy encarecidamente, podría hacer que tu tormento sea un placer sin fin, mi pequeña rosa, una donde solo tu alma sufra en éxtasis. ¿te gustaría? En vez de dolor, placer eterno... Podría dártelo, soy Larsson, y mía es la forma en como te como... si la humana que eres ahora, me da un éxtasis, yo puedo entregarte algo más que solo tormento doloroso después". Me aprieta nuevamente, de forma suave y yo me acuno en su pecho sin latido, el único lugar donde alguna vez lloré y él hace volver la luz al tiempo que me toma como nupcias y me lleva a mi cuarto. Yo vuelvo a llorar, y es que hace 4 días que Larsson no me hablaba porque estaba enojado. 4 dias de mutismo y ausencia que me tenían enferma. 
Larsson se acuesta conmigo y acaricia mi pelo buscando que me duerma. Sus caricias suaves me llevan al mar de duermevela calmo que tira de mi cuerpo cansado. Lo último que logro escuchar lejanamente fue un murmullo. "No vuelvas a lastimarte así. Tengo que protegerte, estoy enojado porque no lo logré". Yo trato de responder que no fue su culpa, que no podía proteger de mi misma y mi curiosidad pero la oscuridad, como un mar aparentemente calmo, me arrastro en sus corrientes y no volví a despertar.  


Larsson: Demonio cuyo nombre significa "Devastador de Almas" Comanda legiones en el Infierno. 

jueves, 11 de enero de 2018

Escapar

He estado toda mi vida huyendo de la oscuridad. Llevo años intentando esconderme y, ya cansada de tanto huir, decidí tentar la suerte y acercarme a donde podía descansar. Ahí te conocí, me sonreíste y fue como si un sol hubiera despertado en ese preciso momento. Decidí conocerte y tu decidiste acercarte a hablarme. Y así, con esa sonrisa, me adentre en tu mundo lleno de luz, el cual me demostró de forma fehaciente que mi oscuridad era mucho más bondadosa, más sentimental y en cierto modo más “buena” que tu luz olvidadiza y abrupta, exigente y dolorosa. Así que, querido Guardián de Luz, está Reina de pesadillas que dices amar, vuelve a huir, tal como antes, pero ya no huye de la oscuridad, sino que la busco, para poder salvar tu alma.

martes, 9 de enero de 2018

Advertencias.

No confíes. Todos pueden traicionar a Todos. Usa el consejo del sabio. En un mundo como éste, esconde el corazón.Recuerda: todos pueden traicionar a todos. Ni tus principios te pueden salvar. No dudes, sigue adelante sesgando caminos para los demás. 
Confía en tu instinto. Si te mienten en la cara, no dejes que tu molestia por ello se note hasta que sea demasiado tarde. No permitas decaer el destino. Tus manos, con las cuales renunciaste a un futuro y a una alternativa, siguen siendo tuyas. No olvides que la Reina Blanca fue forjada por tus propias manos. No olvides. No sirvas. No naciste para nada más que para mandar. No aceptes el consuelo. No te arrodilles, no caigas ante caricias vanas. 

lunes, 1 de enero de 2018

La Reina Blanca.

Escribo estas palabras, de forma intermitente, mientras las energías me lo permiten, para dejar constancia de lo que sucedió en este último año. Fue un año de cambios, pero sobretodo, en el ultimo semestre, de silencio. Quiero dejar constancia que lo extraño que fue. Permitír que la ausencia de música llenara mi vida, digo. Canté muy pocas veces, podría decir que menos de 20 veces en total, principalmente en susurros de audios que llegaron a su destino y desataron momentos incómodos y altamente terribles tanto para el receptor como para mi, la emisora. Por demostrarme vulnerable, por demostrar Algo. Dejo constancia de mi propia estupidez al confiar en que alguien, un ser humano, entendería. Poca gente sabe que cuando mando estos mensajes cantados no siempre estoy feliz. A veces en estas canciones están codificadas en gritos de ayuda,  en llantos interminables escondidos en la almohada. A veces... solo los enviaba para evitar desbordarme en el sentimiento de ese momento, mientras todo se derrumbaba muchas veces a mi alrededor. 
Por lo mismo...Empecé a callar. 
Nadie entendió, nadie escuchó de verdad que sucedía o simplemente no les interesaba. Me ahogué en versos y susurros y cantos. Ocupé la ironía como respuesta cuando supe que ninguno entendía. Me callé. Lentamente, dejé de cantar, dejé de alzar la voz cuando me herían y oculté cada herida, cada lágrima, detrás de un muro de silencio. Y esa voz, que alguna vez ganó corazones, se extinguió. Y el susurro se volvió frío, helado, venenoso.  
El silencio, debo decir, es luminoso, al menos para mí. Así como el la muerte es blanca y la agonía es un andar de pasos pesados a mi alrededor. Mi silencio, Mi cercanía con la muerte, me hizo forjar una cuchilla, una bonita hoja de plata con diseños intrincados en el interior. Una daga, en realidad, que se marcaba con un ornamento con cada ironía que desprendían mis labios, que empezó a brillar como un diamante con cada solicitud de soledad que pedí. Me daba fuerzas, esa daga en la mano me hizo dar cuenta que es más fácil mentir, mentiras hermosas, que entregaban un mundo de color, que me permitió la independencia más allá de lo que yo esperaba. Y me hizo fuerte. Y me hizo terrible. Como una reina forjada por el olvido, el acero y el hielo en mi interior. Cubriendo y conteniendo sin poder sanar. Una daga de silencio, de ausencia de música, que me permitió el control. Un arma que aún tengo en mis piernas mientras escribo. Una daga que tiene un poder terrible, que se presentó como ayuda inesperada en un momento trágico. A un precio, claro está. Su poder final. Su mejor poder.  
 La Apatía. 
Si tuviera que elegir un color al respecto, digo que es gris. O al menos así se me presentó a mi, en un momento en que mi alma se fracturó un poco más. Algo que no es completamente claro, que a veces se oscurece como el humo de un incendio o se aclara como la bruma de las noches más tenebrosas. Densas, ocultan. No me dominan ni las domino pero me permiten un poco el control. Permitieron que sucediera el día a día sin problemas. El gris permitió colorear mi piel, ocupar maquillaje, máscaras de de colores falsos, que evitaron los cuestionamientos muy profundos. Como una cosita horrible, fui una cruel reina despiadada sin sonrisas mas que esa mueca que estira el labio del lado izquierdo hacia arriba. Una reina que practica todos los días como imitar el que está sintiendo algo, que trata de recordar como es, mientras la daga está escondida entre sus senos. Fui una reina con un corazón duro como piedra, protegido por un invierno frío, que late pesado en su interior. La reina de las máscaras grises, una cosita horrible, que se esconde entre los recovecos coloridos mas oscuros y mas claros para que no noten que ahora solo hay blanco en mi interior. 
Y el color, el color que era antes,  ese vibrante púrpura que anidaba tras mis ojos, ese turquesa, ese gris plata que era yo, que solo se llenaba con música. 
Se la llevó el silencio. Como pago por ese poder, terrible poder.  
Y la luz ardió en mis ojos, mientras el silencio tronó mis oídos, no dejándome nada más que esquirlas de color. 
Esquirlas que tomé, que fundí, y las hice gris, con mis manos y mi sangre. Y las hice guantes, para tener un poquito más de control, de lo que tenía que entregar para usar el poder de la daga. Para fingir, y evitar que otros se den cuenta.  Y pagué un alto costo. Dejé de ser Púrpura vibrante, dejé de ser Plata iridiscente y solo me trasformé en lo que soy ahora. Una Reina, la de las mil caras, mil grises que protegen, que enseñan y susurran como sombras que cantan y advierten del peligro. Y una nueva arma, de demasiado poder para mis manos. 
La Apatía. 
Puedo sentir que cada vez que la ocupo, se lleva una parte de mi. 
Puedo sentir que el cobro que me exige para hacer lo que quiero, es que le de todo. 
Ella quiere todo de mí. 
Y se llevo, uno a uno, mis recuerdos hermosos. 
Hasta que entregué todo. 
Mis memorias, mis mejores risas, mis amores. 
Y cuando ya nada podía entregar..
Se llevó por completo mi música. 
Y me ahogué. 
Por que la música era mi recuerdo de inspiración, mi aire, con lo que me permitía respirar profundo, con lo que me calmaba mientras lloraba de dolor por las crisis cardíacas. Como regalo, por el dolor observado supongo yo, mi apatía se llevo las peores de mis crisis también. Solo hay algunas pequeñas. 
Y aquí estoy, Reina gris, de las mil máscaras. Sentada en el trono que hice con mis propios huesos. Usando la brecha que existe en la energía con el cambio de año, para dejar de lado el arma y usar la palabras como canción de qué sucedió. 
Todo enredado, las palabras se entrevesan de mala forma, sin embargo, solo quiero dejar constancia, que alguna vez fui color, fui vibrante y si bien sigo aquí, ahora soy solo una sombra pálida.