jueves, 30 de noviembre de 2017

Más caliente que el Infierno

El me llama demonio, lo hago querer pecar.
Cada vez que llamo a su puerta no puede evitar dejarme entrar
Debe tener nostalgia de lo real
Soy lo más real que él alcanzará
Probablemente aun me adore con mis manos alrededor de su cuello.

Puedes sentir el calor? Si..
Mientras mis besos bajan como si fuera dulce alcohol.
De donde vengo?
Es mi lado más oscuro lo que te hace sentir tan paralizado.

Porque estamos calientes como el infierno.
Quema cuando no estoy ahí?
Cuando estás solo, soy la respuesta a tus plegarias?

Te estoy ofreciendo ese paraíso de placer y te lo daré...
Más caliente que el infierno.

Eres mi Maná desde el paraíso
Todos vamos a alimentarnos
Puedes hacerme saber que soy deseada
Puedes dejarme entrar en tu cabeza.

No estoy aquí para ponerte de rodillas, pero es una Alabanza que voy a conseguir.
No vas a caminar libre chico, aún no he terminado contigo, no.

Puedes sentir el calor?
Cuando mis besos bajan como si fuera dulce alcohol.
De donde vengo?
El lado más oscuro de mi te paraliza.

Porque estamos calientes como el infierno.
Quema cuando no estoy ahí?
Cuando estás solo, soy la respuesta a tus plegarias.

Te estoy ofreciendo ese paraíso de placer y te lo daré...
Más caliente que el infierno.

Cuando bajas Justo ahí, me haces sentir bien.
Cuando me recuestas por ahí, lo hacemos ahí mismo
Porque estás mirando Justo ahí?
Cariño, deberías tocarme ahí.
Si puedes llevarme ahí mismo, podemos hacerlo.



Dua Lipa.




martes, 28 de noviembre de 2017

Necesidades

"Buenas noches amor mío" resuena en el silencio de una habitación solo rellena por mi sombra. Quisiera decir que no me importa, pero en estos momentos soy capaz de dar uno de mis riñones por ese abrazo apretado que mi alma pide a gritos. Pero para variar, el mutismo es mi arma, el dolor me acompaña y el corazón se retuerce subiendo y bajando a intervalos irregulares. 



lunes, 27 de noviembre de 2017

Horas

2 am. 
Yo consolando la inexistente autoestima de un tipo venido a menos, que sufre por su incapacidad creativa y sus problemas personales.

2:15 am 
La risa de mi boca no puede parar de sonar, de burlarse de la realidad presentada, como el inicio de un cuento de hadas que, para variar, en realidad será demasiado tenebroso. 
Porqué no partir directamente con el terror? 
Ser claros es algo que hoy en día está sobrevalorado. 
Todos mienten. Incluso tu mente te engaña.

2:30 am 
El dolor por la risa se transforma en dolor de verdad. Mi estómago se queja, calambres propios de los días femeninos no ayudan. 

2:47 am 
Vomitar. Vomitar la comida, el agua, la bilis. Expulsar sangre por la boca y seguir con otra arcada en que sientes que los pulmones se te van a caer dentro de ese desperdicio. 

3:07 am
Despertar en el suelo del baño y tambalearme a la cama. 

3:13 am 
No podemos dormir, no podemos cantar, solo queda imaginar...

3:19 am 
Empiezo a considerar la filosofía mientras el techo cae sobre mi, extendiendo tentáculos de sombras que se hacen jirones. 

3:21 am 
La mente es una cosa extraña. Las sombras toman formas, relatan una historia, pero cambian algunos parajes en algo más tenebroso. Veo a la muchacha ignorando él mensaje de “cuidate” y se lanza sin más al vacío de sólo existir. Veo que la sangre maña de sus brazos producto de un accidente que inconscientemente provoca, veo cómo se esconde en sonrisas falsas. Veo cómo mira los mensajes de su teléfono sin reconocer sus emociones hasta que finalmente... finalmente ya no le importa nada. 

3:42 am 
Esta vez las sombras muestran una escena distinta, la muchacha cae al piso y la sangre sale por su sien izquierda producto de un disparo ajeno. El teléfono en su mano solo tiene la luz prendida antes de ser robado por el perpretador del asalto. 


4:00 am 
Suena una canción a lo lejos, asumo que el vecino es el que practica. 

4:03 am
Baño. Urgente. Vomito hasta el cansancio y la bilis deja un hilo de mal sabor hasta mi esófago. Me quedo mirando las sombras por si viene otro ataque. 

4:20 am
El sueño me reclama, las pesadillas me necesitan como protagonista. Viejos recuerdos y dolor. 

5:30 am 
Despierto. 




viernes, 24 de noviembre de 2017

Relato

La consulta grita esterilidad por donde se le mire. Sentada en la incómoda silla dedicada a los pacientes, con la credencial jugando con los dedos, me dedico a mirar a mi -talvez- cuarta opinión.
Es un hombre extraño. Tiene pelo cano, ojos oscuros y profundos que me recuerdan a pozos de pantanos. Me sonríe, o al menos lo intenta, y le cuento al menos 2 dientes chuecos y un colmillo ausente. Al parecer las expresiones faciales no son lo suyo. Finalmente, luego de rellenar datos y datos sobre el seguro de salud me interroga.
.- Qué le sucedió? -.
.- Me rompieron el corazón -. Quise decir. Pero en realidad ya estaba roto. Repetidamente. Así que tome aire y conteste .- Tengo una arritmia y un defecto congénito en la válvula mitral-. El médico me mira, asiente, anota algo en mi ficha médica y empieza a tomarme los signos vitales. Empieza tomándome la presión, sigue mirándome los ojos, bajo los párpados.
.- Anémica?-. A lo que asiento porque estoy con la boca abierta y la lengua afuera. Me inclina la cabeza a un lado, al otro, me pide que desabroche mi blusa y empieza a auscultarme primero los pulmones y luego el pecho. Yo trato de dejar el nerviosismo de lado cuando acerca su cabeza un poco más de lo debido pero me relajo cuando noto que está absorto escuchándo el sonido arrítmico de mi corazón. Mueve un poco el detector y yo me estremezco. Extrañamente esta frío aún, como si hubiera estado puesto en hielo en vez que sobre mi piel. Miro hacia la pared y por un momento la vista se me nubla, siento un aleteo a mi alrededor con susurros crueles. De los ladrillos empieza a emerger una figura oscura, con ojos insoldables y profundos que me saluda con gracia mientras veo que en su mano hay un artefacto descompuesto con el que juega. No habla, solo sigue ahí y cada vez que juega con el extraño artilugio que tiene en sus manos mi corazón palpita de forma dispar, atronadora y errática. Siento que se me va a salir del pecho.
.- Has traído los últimos exámenes?-. Salté. No me había dado cuenta cuando el médico había deja dejado auscultarme pero su voz hizo que la neblina desapareciera y ese ser se fuera por la misma pared, como derritiéndose, los susurros extraños bajaron en su intensidad pero no desaparecieron del todo. Apenas logré disimular el temblor en mis manos cuando busqué en la mochila los informes. Se los entregue al médico para que los revisara y empecé a mirar hacia el techo. Me sentía agotada, cansada y como si en cualquier momento me iba a dormir. Los susurros volvían a mis oídos de forma reiterada pero como si estuvieran mal sintonizados, como advirtiéndome de algo. Sabía que eran los nervios, el cansancio y el silencio pero que iba a hacer? No todo lo podía hacer sola. Y tener el corazón roto no ayudaba en nada. Mire nuevamente hacia adelante y detrás de la figura del médico ahora aparecía un ser que había visto antes, un demonio que no era mío pero que le pertenecía y me miraba con terror en los ojos. Sus manos se extendieron hacia mi pero no me tocaron, me dejaron tranquila y solo aguardó mientras veía al otro ser jugar con ese artilugio roto ya que había vuelto a aparecer. De pronto el médico se reclina en el asiento y noto que tiene la misma mirada que el ser extraño con el artilugio roto. Noto que, de la nada el ser se va, pero deja el artilugio encima de la mesa. Es un mecanismo lleno de intrincadas piezas que El médico coge sin problemas como si fuera un elemento más de su oficina.
.- No se que quieres escuchar realmente, su condición no es reversible-. Yo lo miro y asiento. El si inclina hacia adelante, en el típico gesto de cercanía que suelen hacer los médicos después de malas noticias.- En realidad me sorprende que tus síntomas, siendo tan fuertes como fueron, no te afectaron más-.
.- Fue porque hace rato no me venía un ataque así. Pero estuve muy atenta esta semana por lo mismo y cuando empezaron los síntomas alcancé a medicarme fuerte -.
.- Ya veo. Pasaste alguna situación de estrés delicado? Tu sabes que no puedes someterte a tanto estrés-. Yo solo inhalo profundo y recuerdo el momento exacto donde mi corazon empezó a acelerarse producto de mi enojo, como esperaba que se me pasara pero producto de la situación se desbordó. Recuerdo perfectamente cómo no podía moverme ni siquiera para pedir ayuda, solo quedándome estática y con el corazón roto en una nueva rasgadura. Recuerdo el pasar toda la noche con los latidos irregulares, cansada pero con miedo a cerrar los ojos por las posibles pesadillas. Recuerdo querer pedir ayuda pero a quien? Ya estaba sola nuevamente. Vuelvo la vista al frente y el demonio antiguo estaba ahí en mutismo. Yo solo le sonrío un poco y niego con la cabeza al doctor que me esperaba una respuesta. Nuevamente me mandan a realizarme exámenes que no se si me interese hacerme y me despido del doctor.

jueves, 23 de noviembre de 2017

Cuento de navidad.

Nadie pudo prever lo que sucedió. Es que era tan común para todos el burlarse de los cuernos pequeños y la nariz roja de Rodolfo, que ya era un hábito. Sobretodo para Raúl, que se consideraba su amigo. Al parecer, esa amistad le dio un puesto privilegiado al ser el primero en morir de un solo golpe. Todos los demás asesinatos fueron una mezcla de carne, tortura, terror y gritos ahogados suplicando misericordia. Claramente ninguno fue escuchado, los villancicos que sonaban fuertemente  en las casas aledañas de pueblito polo norte.
La navidad fue suspendida al día siguiente de forma internacional. No había quien entregara los regalos.

miércoles, 15 de noviembre de 2017

4

Volví al pasado y encontré los espacios vacíos, producto de decisiones propias y ajenas, solicitadas por mi consciencia y la de terceros.
Miro mi costado y descuidados pasos doy hacia lo que queda. 
Pienso en Avanzar al futuro, pero sé que una espada de Dámocles me espera en primera linea.
Claro, todos tenemos que morir.
Pero morir en silencio es pesado. 
La privacidad y la soledad se me confunden. 
Y bueno, solo me queda el ahora.
Quedarme en el presente y morir de tedio.
Apatía , Apatía , Apatía.



martes, 14 de noviembre de 2017

Número 3

Te quiero así, como eres. Con tus celos ridículos que me gustaba provocar y que te hacían fruncir el ceño. Te quiero así , con esas tristezas y enojos inherentes en tu alma, con ese autodesprecio que tienes pegado en la piel y con esa mueca- media sonrisa despectiva - que hacías cuando la ironía brotaba de tus labios. Te quiero así, explosivo, sincero y con las intransigencias producto de la terquedad que posees. Te quiero y no te cambié ni lo buscaba, Te quiero aunque jamás me quieras volver a ver, porque tu "lo sabes" y "yo" lo sé.  Porque así como yo misma te quise tal cual eres,  no te culpo por no lograr quererme como me gustaría a mi, porque tu eres distinto, y así como no puedo obligarme a olvidarte, no te puedo obligar a acercarte y  me quedo con esos momentos robados del tiempo donde nuestras miradas se cruzaron, nuestros destinos se entrelazaron y lograron trenzar una historia que comenzó con un hola y terminó con esta reflexión.
 

domingo, 12 de noviembre de 2017

Dos.

¿Tu dices conocerme? 
Entonces, ¿porqué no eres capaz de mirarme en estos momentos? 
No te voy a juzgar, no tengo una razón para hacerlo. 
Crees que me enoja el que me hayas interpretado tan bien en mi reacción, en mis sentimientos. 
Y, siendo sinceros, si me enoja el que hayas pensando que aciertas en los últimos. Por lo que expresaste, me consideras una persona que al fin respira tranquilidad después de años de tormento. 
¿No te das cuenta que me molesta? 
Enserio, digo...¿Tan "sin corazón" me crees?
¿De qué clase de persona te enamoraste entonces? 
Así como lo describes, amaste a una muñeca...literalmente. Tan vacía como ella. 
Y no te das cuenta que, para esa muñeca, el tormento persiste y persistirá siempre. 
Y no te das cuenta que los "hubiera" son cristales rotos, pero los tratos con los demonios son para siempre. 
Y no te das cuenta que, si tú decides volver a donde dicen que perteneces, es tu opción. 
Pero no importa los años que pasen. 
Los tormentos son eternos. 
Aunque por fuera y para ti, solo haya una muñeca sin corazón. 


martes, 7 de noviembre de 2017

Numero Uno

No era una catedral gótica, más bien era una iglesia sencilla, de paredes blancas, de aspecto austero y un solo vitral que mostraba un mosaico con la figura de Jesús detrás del altar. Había un solitario ataúd de madera castaña medio, algo anaranjado, sencillo en su diseño y funcional. Habían faroles de luces falsas, cuatro para ser exactos, con una luz entre amarillenta y blanquecina que no lograba decidirse. La tapa estaba abierta, a exposición de los dolientes para despedirse por última vez de ese ser que los abandonaba.

Yo no me acerqué.

No podía. Ni lo necesitaba.

Sabía lo que había sufrido. El dolor que llevaba encima. Sabía de sus últimas y agonizantes horas en estos días. Sabía que su agonia duró más de lo que debería porque “algo” le faltaba hacer. Francamente, no sé si se cumplió.

Alrededor del ataúd, mucha gente canta en fervor religioso, enviando alabanzas y glorias eternas al Altísimo, para que lo reciba en su Santo Seno. En la misa, el mismo Padre que dicta el Evangelio trata de explicar que su agonía fue una alusión a la Pasión que sufrió Cristo, para poder ascender puros a la habitación que tenía en los cielos desde el momento de su concepción. Hacen alusión a la Virgen Maria y a su virginidad,  de como aceptó con Fe el ofrecimiento del Espíritu Santo y se transformó así en un mediador del Milagro.. Lo mismo hacen al aludir al difunto. El fue instrumento de Fe. Fue un instrumento para entregar Paz. Y ahora había que despedirlo como tal. La misa continuaba y sus canciones iban variando de acuerdo a la intensidad de emociones que sentía el coro en particular, a veces algunos dejaban de cantar por asumir que él no volverá. Yo desde mi puesto, cantaba en voz baja todas las canciones que recordaba o al menos trataba de tararear. Y así transcurrió la misa hasta su toque final.

Pero no pudimos irnos.

El Santo Padre pidió que iniciáramos el rito de despedida. Cada una de las personas cercanas, entiéndase la familia directa, formó un círculo alrededor del ataúd. Alrededor se puso la gente de acuerdo a su necesidad de despedirlo. Yo y una niña más nos quedamos afuera del círculo. Sin embargo al igual que los demás, seguimos estirando las manos en dirección al cadáver. El Santo Padre empezó un cántico. La gente alrededor empezó a seguirlo, algunos a destiempo, algunos cada vez más fuertes, con fervor , con desesperación y rabia de por medio. Mis oídos pitaban mientras guardaba silencio y pensaba en que sucedía. Las manos, extendidas, empezaron a mandar energías y bendiciones de diversas formas y colores hasta que, de la nada, algo se quebró. Y todos , lentamente, volvieron en si. Y cada uno, como en un sueño, fueron a despedirse por última vez del difunto. Y yo pensé acercarme, de veras lo pensé, pero no pude. Y jamás pude conocer su rostro.

El señor Jesuita de los Carismáticos ya se había ido.