Ese momento en que te das cuenta del tablero.
Te creías un Alfil, que va de aquí para allá sin importar las distancias.
Llegaste a pensar en que eras reina. Peligrosa y efectiva.
Y aquí estás, solo eres un peón más, que se mueve como puede y como lo comanden
Ni siquiera se preocupan si te atrapan.
Como todos, eres desechable.
Un peón puede acabar bien el juego?
No lo sé.
...Pero puede tratar...