jueves, 10 de agosto de 2017

Reflexiones

Todo esta quieto. Por fuera, todo parece tranquilo, casi apacible. El ambiente alrededor me recuerda estar en una selva pequeña y privada sin más animales que un gato que exige cariño. Sé que en realidad es un ambiente aislado virtual, que hay mas gente alrededor, pero siendo claros, hace frío y el frío me recuerda lo sola que estoy. Estos viajes por trabajo a veces me pasan la cuenta y hoy es uno de esos días en que las decepciones son tan continuas que no importa lo leve que sean, las acumulas y se transforman en una pesadez en el corazón que de por si ya está malo.
Trato de despejarme, y claro, mi amiga me acompaña sin hablar. Entre cada beso que le doy la humadera no es solo externa sino también empieza a haber neblina en mi cerebro hasta que llega el momento en que me dan ganas de escribir hasta que olvide mi nombre. Llegan a dolerme los pulmones de la necesidad que he tenido de besar cada ceniza que está a mi alrededor y sé que no es bueno, pero ¿que voy a hacer? Claro. Nada, absolutamente nada puedo hacer. y aunque pudiera creo que ahora tampoco lo haría. Y no es por falta de interés. es solo falta de fuerzas.
Necesito un respiro.
Necesito dormir muchas horas sin pensar.
Necesito chocolate y compañía silenciosa
O tal vez, necesito acostarme en mi cama y leer un libro en silencio.
El humo invade mis pulmones mientras estoy aquí en esta jungla pequeña y el tintinear del gato me distrae de pensamientos mórbidos que suelen invadirme cuando estoy sola. Y no. No creo que sea dar lástima, por que no suelo mencionar lo que pasa por mi cabeza, puedo herir susceptibilidades.

...A Veces me pregunto cuando seré suficiente...
Tal vez cometí el error del entusiasta.
Entregar todo y esperar algo de vuelta que jamás llega.
Debería saber que la vida no es así.
Y que por muy profesional que sea, no van a entregarme la vida que entregué.





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