Ya que podés hacer?
Querido, vos nada.
Ella era todo lo que tú querías, sonreía como te gustaba.
Su piel era de la suavidad justa y del tono adecuado para brillar en la noche.
Te enamoraste de sus besos, de sus risas, de esas conversaciones bajo el colchón mientras intentaban arreglar el mundo.
La querías, más no lo decías.
Ella te besaba más no hacía promesas.
Se entregaban, se tenían, pero jamás fueron suyos.
El uno del otro.
El uno para el otro.
Eso había, pero jamás existió.
Porque lo único que ella necesitaba fue lo que jamás diste.
Porque lo que más amabas de ella era su libertad.
Y vos eras jaula. Y ella era pensamiento.
Como atrapas lo abstracto?
Solo las palabras correctas sabrán el conjuro que la transforma en Maga.
El resto, son solo inmisericordes lecciones de llanto para los dos.
(Es por eso que las relaciones deben terminar en el mismo segundo que empiezan.)
Ella es suspiro y vos sos sangre, visceras y dolor.
Ella ahora no está y vos ya no la buscas. Ya no la encuentras.
Ella ya desapareció.
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