domingo, 21 de julio de 2019

Querida Herminia:


Herminia, amiga, escribo estas palabras para tratar de calmar la furia que atribula mi ser. No puedo dar razones ni mucho menos explicar cuando comenzó, pero la furia que nace de mi pecho viene arrasando cual brasas del infierno y me están quemando, me ahogan, me enturbian la visión y provocan que las alucinaciones se vuelvan reales cada vez un poco más. Me pican las manos cada vez con mayor frecuencia, mi necesidad por aventar cosas, por golpear algo, por sentir dolor y poder eliminar este desasosiego ígneo, controlarlo hasta solo dejar el suave caudal de temor al que estoy acostumbrada. Pero he sido traicionada por mi propia mente, mi propio silencio me abandonó y solo dejó esta montaña de ruidos y gritos varios. Me dejó esa pérdida en la frecuencia que suena a radio descompuesta y los susurros de mis demonios alrededor bailando.
Amiga, Herminia, no sé cuanto aguante, leí muchos libros sobre el no dormir, no hay estudios previos pero el cansancio toma su venganza cuando menos lo esperas y la variedad de su acción me dejó pensando en las terribles consecuencias que podrían suceder de tener un cuchillo en mano en el momento incorrecto.
Herminia, amiga, las voces volvieron fuerte, no me dejan en paz, me piden , me exigen , se burlan. Aprieto mis brazos para evitar mal usarlos, aprieto mis oídos para no escuchar, pero me siguen, me acarician y hasta siento que mi pelo se burla al acariciarme la piel cuando menos lo espero llenándome de sustos desafortunados. Ni siquiera cuando grito esos ruidos desaparecen, ni siquiera cuando corro logro deshacerme del murmullo, amiga, Herminia, creo que estoy sintiendo demasiado, se quebraron mis paredes, mi corazón retumba en los oídos entre las risas de la multitud abstracta.
Amiga, Herminia, Crees que la morfina ayudará al problema? Puedo soportar, pero que sucede si caigo? Que hago Herminia, que hago?! 

miércoles, 17 de julio de 2019

Los traumas son una cosa muy particular. Varían de persona a persona y no logran controlarlos del todo, no importa cuánto esfuerzo uno coloque en ello.
Hoy enfrenté uno de los míos. Y fue terrible y una comedia porque no recordaba tener ese trauma. Ahora, ya más tranquila, logro recordar en qué momento se creó dicha situación que me dejó con un miedo inconcluso e irracional, que me hace pensar en suicidio cómo mejor opción que una vida con ese terror. Y es gracioso, ya que por primera vez sentí las palmas sudadas. Y me siento un poquito orgullosa ya que logré controlarlo lo suficiente para no matarme ni ponerme a gritar. Pero fue un esfuerzo tan titánico que ahora solo busco el descanso .
Traumas, temores irracionales y fobias. Realmente son paralizantes.

miércoles, 22 de mayo de 2019

Sonrisas

Desde que era chica, mi abuela me enseñó las normas de la cortesía (aunque ella les decía hipocresía). No puedo decir que no fue estricta, porque lo fue, pero eso permitió que al día de hoy ya sea capaz de hacerme valer en lo más básico de un encuentro formal no planeado y encuentros fortuitos no tan formales. Me pasa muchas veces que mientras estoy saludando a alguien desconocido en estos aspectos, recuerdo la voz de la abuela diciéndome hasta donde debo hacer la mueca de sonreír para no parecer déspota ni sin cerebro, y en qué circunstancia debo dar un beso en la mejilla (que solo es poner la cara, porque uno realmente no besas más que el aire), o solo dar un gesto amable con las manos. En general, gracias a estas normas, todos consideran que soy relativamente sociable y muy amable fuera de mi mirada de desprecio normal que en la primera impresión suele intimidar. (que conste, mi abuela insistió en que debía tenerla ya que así mantenía al "perraje" fuera de la órbita social).  Sin embargo existen un grupo de excepción a esta situación y son los niños. No hay forma humana en que yo le caiga bien a los niños. Y no hablo de recién nacidos, sino infantes con algo de capacidad para razonar y 2 neuronas que permiten la realización del pensamiento concreto - simple - curioso. En general se sienten intimidados y se suelen esconder en los brazos de sus padres, o adulto que no sea yo, más cercano. No diré que el sentimiento no es mutuo porque no me gustan, me caen mal y ya. Es una generalidad. Pero no negaré que hay niños mas inteligentes que otros y niños mucho más curiosos que otros, lo cual no siempre deja una buena impresión, con sus constantes "porqués". Bueno, la cosa es que hoy recordé una niña en particular de una persona cualesquiera. Son esos encuentros que no piensas hasta que pasa el tiempo. Esta niña en particular estaba jugando cuando me la presentaron y me ignoró. Sun embargo no dejó de mirarme durante las horas que pasaron. Yo lo encontré extraño por que la costumbre me lleva a considerar a los niños como parte de la decoración y visceverza pero no hice mayor alusión al hecho hasta que esta nena se acercó, me miró, y preguntó. " ¿Eres feliz o solo sonríes? ". Solo le sonreí mas grande, pero no le respondí nada. No sabía , ni supe responder. 



miércoles, 20 de febrero de 2019

20.02.2019


Creo que el café expreso que ahora consumo tiene que ver con la necesidad de amargura que me ancla al mundo. 
Hay dias que me ahogo dentro de la nicotina, me abraza los pulmones y me susurra palabras de consuelo. El cigarro me recuerda quien soy y quien permite que mis manos no tiemblen. ¿soy una adicta? probablemente, pero no es un problema. No ahora. El humo del cigarro hace nubarrones en mi rostro como una máscara de reina gris, conjugando con mi nuevo cabello. Al mismo tiempo el humo embota y relaja mi mente y me hace pensar en frío. Me recuerda que la soledad es una amiga bienvenida cuando la decido yo. Dudo sinceramente que el cigarro me consuele en un ambito mayor, pero considero que a veces el humo me abraza con la calidez propia de una amiga de esas que te dicen "te lo dije" pero está ahí para ti dispuesta a recoger tus pedazos.