jueves, 10 de noviembre de 2016

penumbras de cama.

Aquí estoy, enojada e impotente en mi pequeña prisión de 1,4x1,9 metros. Acolchonada y con muchos acompañantes inanimados y suaves alrededor. ¿Estoy en un manicomnio? No,  no lo parece, por el tapiz sé que es mi habitación. 

 La maquina generadora de energia había vuelto a fallar y no hubo luz a mi alrededor, tampoco ruido, solo oscuridad.. eso fue lo ultimo que logro recordar con claridad antes de sentir mi cerebro embotado como si hubiera una perdida de memoria parcial. Cuando vuelve a funcionar la zona de recuerdos y del lenguaje y la luz aparece, solo noto lo suave de la prisión y lo molesto que es el halógeno blanco. 

Es ... cómodo. Mucho. Pero existe esa incomodidad propia de sentirte atrapada. 

Extraño esos ojos color Café que te levantaba en las mañanas. necesito su calor... La presión del pecho vuelve, la maquina empieza a acelerarse y el oxigeno se siente extraño como si no estuviera siendo bien usado. Me duelen las manos y los pies, no sé que ocurre pero me concentro solo en respirar y esperar que la maquina vuelva a funcionar. Y el colchón suave, se vuelve frío y mojado, tiritp de frío pero ya no quedan mantas alrededor para cubrirte. Mis  amigos felpudos me acompañan y rodean dándome consuelo un poco mientras trato absurdamente de denscansar de algo que talvez no despierte. 



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