martes, 24 de julio de 2018

Situaciones

Fue casi sin querer. Fue un cambio en el proceso automatizado de la vida que hace que cada mañana se utilice el usuario y contraseña para abrir el email.  fue hacer el mismo check list rápido tratando de encontrar datos importantes. Fue un día cargado al café entre caras nuevas y dolencias varias. De repente, sin querer en la bandeja de recibidos de correo avisaba una oferta sobre una ciudad Cafetera. Me quemé feamente la tráquea mientras miraba precios y de la nada aparecieron ofertas del Hotel 902. Asimismo, aparecieron millones de publicidades sobre lugares que visitar pero creo que ninguno me resaltó. Mis ojos quedaron pegados, entre el dolor de la quemadura y el ahogo de recuerdos. Entre paseos de la mano con un globo rojo y búsquedas en cuclillas por un libro que deseaba mis recuerdos se estacionaron un momento, llevándome a un pasado incierto que trato de olvidar pero al mismo tiempo temiendo que desaparezca. Y entre todos los momentos hermosos, y todos los momentos terribles, la muñeca rota volvió a aparecer entre mis parpados, y ya no estaba rota, pero tampoco estaba entera. Ya no había vida, solo había un ser que la tomaba diestramente de las manos y la abrazaba. Y esa muñeca, más palida, sin brillos en sus mejillas, apenas un toque de color en sus labios, se dejaba abrazar, descansaba en esta figura. Y ambos desaparecieron de entre mis parpado tras el ruido de un golpe de puerta que me indicaba que debía volver. 

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