Esta noche te extraño más que nunca, que siempre, que cualquier continúo tic tac del reloj. El tiempo avanza de forma relativa y es cierto, pero considero que las noches tienen algo que permiten que cada segundo sea más intenso de forma individual independiente de cuanto realmente piensan que dure. Pero no solo pasa con el tiempo, también pasa con el silencio, resuena más profundo en la mente y en los huesos, también pasa con los sabores como cuando te sirves un café y hasta los nervios de los dientes disfrutan ese pequeño líquido caliente que degustaron. E incluso con los aromas, como el aroma de la piel ajena que te llama o al rechazo o la necesidad de probar y tocar más allá. La noche le da intensidad a las situaciones y las cosas como si hubiera alquimia y magia entremezclados con los secretos de la transición del día o como si el sol dejara una estela que reaccionara distinto ante el baile suave que realiza la luna en su pasar. O mejor, como dice una canción “la noche esta hecha para decir cosas que en el día no se dicen”.
Y hoy, esta noche, quiero decir que te extraño. Y tengo terror en mi cuerpo y las manos me tiemblan y las ansias juegan conmigo creándome situaciones completamente probables pero totalmente imposibles. Y no puedo respirar bien, mi corazón duele en cada latido mientras el silencio de la habitación retumba dentro de mis oídos. Y busco aire, pero el cansancio me gana y las lagrimas caen y caen mientras peleo por normalizarme pero incluso ahora, mientras escribo, las manos me tiemblan y el corazón duele de una forma malditamente nueva. Y mientras escribo esto, los párpados empiezan a pesar y mi corazón duele aun más pero ...
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