Es casi ya una tradición venir y sentarme en éste adorable lugar, pedir un café o un chocolate caliente, ambos bien cargados y simplemente mirar como pasean las personas que asisten a este lugar. Comensales a mi alrededor cuchichean en un tono moderado, un par de privados limitan el rango auditivo y los besos que se da una pareja a mi izquierda hace que todo sea aún más atenuado. Consciente de que mi café solicitado ya llegó, miro el reloj y cuento el minuto que aún falta. A los 54 segundos, la campanilla suena abrupta y mi corazón se acelera al ver ese ínfimo desarreglo, ese imprevisto que puede alterar todo el plan. Siento unos pasos pesados, profundos y su figura aparece recortada por la luz de la lampara, enmarcando su cabello castaño oscuro veteado de gris y unos ojos cansados por horas insomne de trabajo arduo. Se sienta pesadamente en la mesa adyacente a la mía y descansa su cabeza en el respaldo de esa poltrona tan particular. Mira el menú con una atención inusitada, llama al mesero y pide un Chocolate Caliente, espeso y fuerte. Pide también un Sandwich de nombre "Philly Cheese" y cuando el mesero se va, saca su computador para seguir trabajando. Se abren pantallas negras con letras que no logro entender con multiples colores, cada una, según alguna vez leí, explicando algo: "comandos". Lentamente empiezo a ver como se esfuerza, y mira una y otra vez un reflejo de su creación, un campo abierto, castillos y batallas, poderes y posibilidades que el manipula para su gusto. Y el corazón me palpita fuerte en el pecho, mientras lo observo, su mirada fija, mordiéndose las uñas de forma inconsciente, buscando en internet alguna explicación de algo que al parecer no le funciona del todo bien, mientras lo veo comerse su sandwich y su chocolate caliente, sin fijarse más que en no manchar el teclado de su computadora y trabajar. Absorto en su mundo, sus detalles, sus luces y sombras. Y mi panza se vuelve un montón de cosquillas, mariposas, mientras sumo las energías y las peleas internas, mientras pienso que debo hacerlo hoy, hoy y no mañana y repaso todo lo que sé de él. Informático, Zurdo, le gusta la crema de zapallo y la comida casera simple, creador, de mala memoria y excelente lógica, con panza producto del exceso de comida rápida, mal madrugador y vive a 5 cuadras de donde viene a "desayualmorzar". Le gustan los gatos, es algo irresponsable y hace 2 semanas que me enamoré de él cuando me trajo a este mismo café en brazos después que me torcí el tobillo y me sirvió de su propio chocolate caliente. Creo que la vida tiene algo para ambos, de eso estuve segura desde el segundo en que el me miró, me miró a mi y no a mi chaqueta, mi delantal blanco y me sonrió, me ayudó. Y estoy segura que esto que siento es amor y que debemos estar juntos, porque el es para mí y yo seré lo que él necesita. Estoy segura, completamente. Estoy, estoy...
Se fue. Otra vez se fue. Y otra vez no pude hablarle, no pude moverme de la silla, pensando. Culpo infinitamente a esos 6 segundos de diferencias que arruinaron mi perfecto plan de presentarme como la mujer se su vida.
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