viernes, 24 de noviembre de 2017

Relato

La consulta grita esterilidad por donde se le mire. Sentada en la incómoda silla dedicada a los pacientes, con la credencial jugando con los dedos, me dedico a mirar a mi -talvez- cuarta opinión.
Es un hombre extraño. Tiene pelo cano, ojos oscuros y profundos que me recuerdan a pozos de pantanos. Me sonríe, o al menos lo intenta, y le cuento al menos 2 dientes chuecos y un colmillo ausente. Al parecer las expresiones faciales no son lo suyo. Finalmente, luego de rellenar datos y datos sobre el seguro de salud me interroga.
.- Qué le sucedió? -.
.- Me rompieron el corazón -. Quise decir. Pero en realidad ya estaba roto. Repetidamente. Así que tome aire y conteste .- Tengo una arritmia y un defecto congénito en la válvula mitral-. El médico me mira, asiente, anota algo en mi ficha médica y empieza a tomarme los signos vitales. Empieza tomándome la presión, sigue mirándome los ojos, bajo los párpados.
.- Anémica?-. A lo que asiento porque estoy con la boca abierta y la lengua afuera. Me inclina la cabeza a un lado, al otro, me pide que desabroche mi blusa y empieza a auscultarme primero los pulmones y luego el pecho. Yo trato de dejar el nerviosismo de lado cuando acerca su cabeza un poco más de lo debido pero me relajo cuando noto que está absorto escuchándo el sonido arrítmico de mi corazón. Mueve un poco el detector y yo me estremezco. Extrañamente esta frío aún, como si hubiera estado puesto en hielo en vez que sobre mi piel. Miro hacia la pared y por un momento la vista se me nubla, siento un aleteo a mi alrededor con susurros crueles. De los ladrillos empieza a emerger una figura oscura, con ojos insoldables y profundos que me saluda con gracia mientras veo que en su mano hay un artefacto descompuesto con el que juega. No habla, solo sigue ahí y cada vez que juega con el extraño artilugio que tiene en sus manos mi corazón palpita de forma dispar, atronadora y errática. Siento que se me va a salir del pecho.
.- Has traído los últimos exámenes?-. Salté. No me había dado cuenta cuando el médico había deja dejado auscultarme pero su voz hizo que la neblina desapareciera y ese ser se fuera por la misma pared, como derritiéndose, los susurros extraños bajaron en su intensidad pero no desaparecieron del todo. Apenas logré disimular el temblor en mis manos cuando busqué en la mochila los informes. Se los entregue al médico para que los revisara y empecé a mirar hacia el techo. Me sentía agotada, cansada y como si en cualquier momento me iba a dormir. Los susurros volvían a mis oídos de forma reiterada pero como si estuvieran mal sintonizados, como advirtiéndome de algo. Sabía que eran los nervios, el cansancio y el silencio pero que iba a hacer? No todo lo podía hacer sola. Y tener el corazón roto no ayudaba en nada. Mire nuevamente hacia adelante y detrás de la figura del médico ahora aparecía un ser que había visto antes, un demonio que no era mío pero que le pertenecía y me miraba con terror en los ojos. Sus manos se extendieron hacia mi pero no me tocaron, me dejaron tranquila y solo aguardó mientras veía al otro ser jugar con ese artilugio roto ya que había vuelto a aparecer. De pronto el médico se reclina en el asiento y noto que tiene la misma mirada que el ser extraño con el artilugio roto. Noto que, de la nada el ser se va, pero deja el artilugio encima de la mesa. Es un mecanismo lleno de intrincadas piezas que El médico coge sin problemas como si fuera un elemento más de su oficina.
.- No se que quieres escuchar realmente, su condición no es reversible-. Yo lo miro y asiento. El si inclina hacia adelante, en el típico gesto de cercanía que suelen hacer los médicos después de malas noticias.- En realidad me sorprende que tus síntomas, siendo tan fuertes como fueron, no te afectaron más-.
.- Fue porque hace rato no me venía un ataque así. Pero estuve muy atenta esta semana por lo mismo y cuando empezaron los síntomas alcancé a medicarme fuerte -.
.- Ya veo. Pasaste alguna situación de estrés delicado? Tu sabes que no puedes someterte a tanto estrés-. Yo solo inhalo profundo y recuerdo el momento exacto donde mi corazon empezó a acelerarse producto de mi enojo, como esperaba que se me pasara pero producto de la situación se desbordó. Recuerdo perfectamente cómo no podía moverme ni siquiera para pedir ayuda, solo quedándome estática y con el corazón roto en una nueva rasgadura. Recuerdo el pasar toda la noche con los latidos irregulares, cansada pero con miedo a cerrar los ojos por las posibles pesadillas. Recuerdo querer pedir ayuda pero a quien? Ya estaba sola nuevamente. Vuelvo la vista al frente y el demonio antiguo estaba ahí en mutismo. Yo solo le sonrío un poco y niego con la cabeza al doctor que me esperaba una respuesta. Nuevamente me mandan a realizarme exámenes que no se si me interese hacerme y me despido del doctor.

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