domingo, 8 de enero de 2017

Penumbras y malos sueños

El pasado debe quedarse ahí, en el pasado, dice la teoría. Pero al parecer no existe un gramo de fortaleza y voluntad dentro de tí
Si cuando cierras los ojos el demonio te espera.
Todas las noches, sin falta, por lo menos una vez a atormentarte.
Y acaricia tu piel y vuelves a sentir el olor de la orina de ese rincón de siempre.
Y vuelve a colarse el frío en tu piel y tiemblas de asco y miseria.
Te sabes presa entre su pecho y la pared, toda las noches. Y la mierda alrededor cambia diariamente, pero igual el aroma se cuela en tu nariz tal como el demonio se cuela por tu pantalón.
Te sientes niña nuevamente, debil y vulnerable.

Abres los ojos desesperada, y buscas a tu alrededor. Solo te acompaña el silencio y la oscuridad.
Miras tu piel y sabes que está limpia pero huele a orina. Tu pelo enredado sobre la cara estorba y te lo tomas, pero lo dejas inmediatamente suelto de nuevo.

Aun recuerdas como el demonio adoró tomarte de la cola de caballo que te sueles hacer para hacer su primera arremetida, lo que adoró tirarlo hasta que gritaste de dolor, que lo manoseó y lo acarició porque le encantaba lo suave y oloroso, recuerdas sus palabras como si te las volviera a decir mientras te muerde el oído. 

Vuelves a tu realidad. Prendes la luz.





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